
Sólo sobre esta base ha de ser posible la descentralización del Estado en el largo plazo. Y, sólo con descentralización económica y estatal y política se dara un posible desarrollo humano más equilibrado en todos partes del Perú.
Por cuyas razones, la integración de departamentos en regiones territorialmente grandes es una condición para el desarrollo regional y local. Por ello, el negativo resultado del referéndum ha sido un paso atrás para el desarrollo económico desconcentrado, para la consolidación de la democracia y para la reforma del Estado.
Sin embargo, es obvio que la descentralización y regionalización, en un país que por más de quinientos años ha sido centralizado y organizado con una matriz originada en el Estado colonial, no será una tarea fácil. Hacerlo es ir contra un centralismo económico duro y contra una historia duradera contraria a la descentralización, es en verdad un desafío social.

El centralismo como mal, a menudo confunde el problema económico-territorial de la concentración económica en Lima con el problema institucional del centralismo estatal. Esta confusión lleva a afirmar que la concentración económica de Lima es el origen del subdesarrollo del resto del país y que "chupa" los recursos del resto de regiones. Como además, la sede del gobierno central se encuentra en Lima se asume, no sin razón, que el gobierno funciona para Lima y no para el resto del país.
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